Por el Buen Vivir Colectivo desde nuestros Feminismos Comunitarios
04-06 de octubre de 2022
Ante un contexto de crisis política y ambiental, inflación, avance del discurso fundamentalista y de la economía neoliberal, cerca de sesenta mujeres procedentes de la Red de Mujeres de Carabayllo (Lima), Red kuskalla (Acomayo), Mujeres Integrantes del COREMUJ (Cusco), Jóvenes de la Declaratoria de la Juventud – Lago Titikaka (Puno), Asociación de Mujeres Defensoras del Territorio y Cultura K’ana (Espinar) así como mujeres de los equipos de DEMUS, KALLPA y Entrepueblos, participaron del 04 al 06 de octubre en el Encuentro de Redes Sociocomunitarias de Mujeres – Por el Buen Vivir Colectivo desde nuestros Feminismos Comunitarios. Este espacio fue organizado por la Asociación KALLPA, en el marco del Convenio AECID: Por el derecho de las mujeres, adolescentes y niñas a una vida libre de violencias, en las regiones de Cusco y Lima, y dentro de la campaña nacional Vivir Sin Miedo.
El objetivo de este encuentro fue el de compartir y conectar entre mujeres sus reflexiones y luchas por una vida libre de violencias desde las practicas vivenciales del Sur Andino. Este espacio fue facilitado por La activista de los derechos de las mujeres y líder indígena del territorio Iximulew (denominado Guatemala tras la colonización), Lolita Chávez.
En el primer día del encuentro, Lolita Chávez estuvo compartiendo sus experiencias del Buen Vivir colectivo en las comunidades originarias y promoviendo diversas reflexiones sobre la política, cultura y economía, así como las diversas violencias que atraviesan tanto a los territorios como a los cuerpos de las mujeres.
Diversas mujeres han denunciado el hostigamiento y las violaciones de derechos humanos que sufren en sus territorios por parte de las empresas mineras, encontrando muchas dificultades para poder aplicar los mecanismos de denuncia judicial.
Se ha denunciado que la actividad minera ocasiona daños irreparables en los suelos, agua, aire y en la comunidad. Debido a ello, ya no pueden producir en sus tierras y no tienen acceso a agua potable, por lo que dependen de un camión que la trae cada quince días. Los animales beben agua contaminada provocando que muchos expulsan los fetos y en aquellos que logran nacer, muchos lo hacen con malformaciones. Igualmente, se ha denunciado que en sus comunidades hay diversas personas con enfermedades respiratorias y con cánceres debido a la exposición a metales pesados, que incluso está afectando a los embarazos de las mujeres y a la salud temprana de niñas y niños. Este cuadro se agrava con las dificultades que sufren para acceder a los servicios de salud.
También, se ha denunciado el asesinato del exalcalde de Espinar, Oscar Mollohuanca Cruz, cuyo cadáver fue encontrado el día 07 de marzo de 2022. Oscar Mollohuanca fue un gran defensor de los Derechos Humanos y Ambientales1. Una de las activistas presentes en el encuentro también denunció que sufre un continuo hostigamiento y amenazas de muerte.
Sin duda, fue una jornada llena de dolor, rabia y también de sanación. Lolita Chávez en todo momento supo conducir estas denuncias hacia un diálogo de sanación, cuidado y justicia cósmica mediante el acuerpamiento del feminismo comunitario. Así, las mujeres experimentaron que pese a las múltiples violaciones que sufren, no están solas y que sus luchas son las de todas.
En el segundo día del encuentro se viajó hacia el territorio acomaino, con el objetivo de promover el Intercambio de experiencias de la Red de Carabayllo (Lima) y de la Red Kuskalla (Acomaio).
Las mujeres acomainas compartieron su cultura y alimentos, demostrando que la lógica del feminismo comunitario es la del compartir. Tras ello, Lolita promovió una inmersión mística de agradecimiento al Sol, a la Luna, a los Cerros y al Agua. También realizó una limpieza energética con ruda, romero y agua florida, invitando al acuerpamiento y al sentir de los cuerpos de las mujeres.
Después de este momento tan simbólico, se compartió un espacio de diálogo y reflexiones a partir de las experiencias de cada red sobre la Genealogía Ancestral del Feminismo Comunitario. Este proceso generó un ambiente de tal confianza entre las mujeres que permitió dialogar sobre los abusos, violaciones y embarazos no deseados que han sufrido a lo largo de sus vidas. Incluso se trató del placer femenino, algo desconocido para algunas de ellas, consiguiendo estimularlas a profundizar en el conocimiento de sus cuerpos sin que la edad sea una barrera para ello.
El tercer y último día de encuentro estuvo marcado por la visita e intercambio con las mujeres de tejido ancestral comunitario en Chincheros. Tuvimos la oportunidad de conocer de cerca sus milenarios métodos de producción textil de carácter ecológico. Cabe resaltar que muchas de ellas fueron protagonistas del libro “Ellas, Tejiendo Historias desde el Hilo Rojo” promovido en el marco del Convenio.
Se cierra este encuentro con la satisfacción de haber alcanzado su objetivo, vivenciando que, ante tanta injusticia, las mujeres se organizan para romper con la cadena de la impunidad y de la violación de los derechos humanos, asumiendo sus heridas y sanando dentro del acuerpamiento feminista, ya que VIVIR SIN MIEDO ES NUESTRO DERECHO.
PRYSCILA MARQUES RANGEL -Cooperante Entrepueblos en Perú.
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Defendiendo derechos, protegiendo el planeta. Comunidades originarias, organizaciones de base y defensoras/defensores ejercen sus derechos y participan…
Diálogos feministas y ecologistas nace como un encuentro de intercambios de experiencias y propuestas de alternativas desde los feminismos diversos, incorporando, entre otros muchos elementos, el ecologismo social tan necesario para la transición ecosocial a la que debemos dirigirnos, juntas, de manera colectiva para superar y desbordar la tan asentada práctica capitalista, heteropatriarcal, racista, y que opera contra la base de la vida y el derecho a los cuidados colectivos que garanticen vidas dignas para todas las personas y el planeta.
Caminando hacia las II Jornadas Diálogos Feministas y Ecologistas que celebraremos el próximo mes de diciembre de este año 2021.
Estos diálogos feministas y ecologistas permiten que nuestras luchas tengan inferencia real, se realimenten de esperanza, de sueños y voces que interpelen nuevas formas de conducta humana, capaces de transformarnos hacía un porvenir lleno de desafíos diarios.
A lo largo de estas jornadas de puesta en común y construcción de paradigmas emancipatoriospudimos compartir nuestras experiencias más significativas y nuestras capacidades reflexivas para articular discursos y prácticas, rodeadas de una vitalidad feminista repleta de energía y pasión, rebeldía y dignidad.
Intercambio de experiencias de resistencia, pero también de prácticas y agencias feministas
Tenemos la posibilidad de poner estas prácticas comunitarias al servicio, no solamente de las comunidades, sino de la globalidad, del mundo. Construcción de espacios que nos permitan seguir intercambiando experiencias de resistencia, pero también de prácticas y agencias feministas.
Una de las propuestas de aprendizaje más interesante [entre muchas otras] fue la de imaginarnos frente a la crisis capital-vida nuevas formas de organizar la sociedad.Porque los conflictos por los bienes comunes no son hechos aislados, responden a un modelo capitalista neoliberal extractivista, que se repite y se retroalimenta entre el norte, el sur, el centro y la periferia.
Cómo la usurpación, el despojo y la mercantilización de los bienes comunes ponen en evidencia profundas violaciones a los derechos humanos, donde incluso hay mujeres, en los respectivos territorios, que están exponiendo su vida para la defensa de algo que es comunitario y del bien de todo el planeta.
Las diferentes ponencias de las mujeres que nos acompañaron nos han servido para mostrar, una vez más, la capacidad autosuficiente del feminismo y su interacción a diversas escalas globales. De ahí la importancia de las relaciones internacionales, de las alianzas para poder enfrentar la defensa de lo común y la intolerancia reiterada de las violaciones constantes de los derechos humanos.
Nuestro horizonte se vislumbra en la lejanía. Es algo común a todas las mujeres. Se trata de un horizonte de transformación emancipadora. Algunas de las estrategias que nos planteaban nuestras compañeras provienen de una lucha activa y militante del sur. De un sur global donde el despojo y la extorsión se perciben en el orden del día junto con la desobediencia, la rebeldía y la resistencia.
Poner la vida de las personas en el centro, sin dejar a nadie atrás.
Es por ello, que debemos desarrollar estrategias de democratización del conocimiento y la comprensión crítica de nuestra realidad social: difundirla, comunicarla, transmitirla para inferir en nuevas políticas feministas —económicas, culturales, sociales, de los cuidados— que nos permitan desarrollar un cambio real en nuestros espacios de vida cotidiana, poner la vida de las personas y el planeta en el centro sin dejar a nadie atrás. De ahí, tal vez, podamos crear nuevas alianzas insólitas. Nuestra capacidad de politizar a la ciudadanía debe observar más allá de su única realidad, en el caso de Occidente, y aprender nuevas formas de activismo nutriéndonos de las experiencias de resistencia del sur.
Nuestras compañeras feministas ya han lidiado con temas tan escépticos por la sociedad como la defensa del territorio y bienes comunes por parte de mujeres y hombres que ponen en riesgo su vida y sus cuerpos, cambio climático, a través de diversas formas de activismo de conciencia, consiguiendo mostrar la fractura que vincula el desarrollo del modelo neoliberal al medioambiente. Dando evidencia a esta crisis mediante su activismo, han conseguido dotar de consciencia al movimiento por la vida, superponiendo el estrato individualista del sistema político y económico tradicional, hacia una nueva lógica en la que las relaciones humanas y el entorno se anteponen al mercado, y que paradójicamente tiene que ver también con el reconocimiento de la sabiduría y las cosmovisiones de los pueblos indígenas, en definitiva con la sostenibilidad de la vida de las personas y el planeta.
Y es que puede no resultar tan paradójico pensar y reconocer que desde los feminismos comunitarios y pueblos originarios hace muchos siglos que se habita en armonía con la naturaleza sin causar daños irreparables en su entorno. Esto debería servir para replantearnos:
Uno de los objetivos de recuperar todo este intercambio de saberes y rebeldías es avanzar en estas articulaciones y alianzas feministas desde el ecologismo social que nos permitan continuar construyendo desde la diversidad y la inclusión.
Seguiremos conectadas para poder encontrarnos de nuevo para esta puesta en común en el marco de las II Jornadas Diálogos Feministas y Ecologistas que celebraremos el próximo mes de diciembre de este año 2021.
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